Fracaso lector. Dificultades de aprendizaje en la lectura

Concepto

El fracaso lector constituye una falta de logro o fallos en la consecución de la competencia lectora a causa de problemas en la lectura. Las dificultades en la lectura, en gran medida, pueden obstaculizar la vida de una persona.

Las dificultades de aprendizaje en la lectura hacen referencia a problemas para reconocer y comprender la información escrita. Normalmente, estas dificultades disminuyen el rendimiento académico, puesto que la lectura es necesaria para adquirir la información en casi todas las áreas de estudio. Si la lectura es demasiado lenta o con demasiados errores, dificulta la comprensión del contenido que se ha de aprender.

Dentro de las dificultades en la lectura, pueden darse dificultades en el reconocimiento de las palabras y dificultades en la comprensión. Una de las dificultades en el reconocimiento de las palabras es la dislexia. Si a las dificultades de decodificación se unen las de comprensión, debido al aprendizaje de la lectura mediante métodos inadecuados, a un cociente intelectual bajo, a una pobreza de estimulación hacia los aprendizajes escolares en el contexto familiar, a causas afectivas, etc., hablamos de retraso lector.

También pueden existir solo dificultades en la comprensión. La comprensión es un proceso a través del cual el lector elabora el significado apelando a las claves presentes en el texto y relacionándolas con sus conocimientos previos. Para que esto se lleve a cabo de forma adecuada, es necesario que el reconocimiento de las palabras sea fluido. Cuando se tiene habilidad para decodificar, la comprensión dependerá de: la claridad y coherencia del texto, y el hecho de que su sintaxis y léxico tengan un nivel aceptable para el lector; el grado de conocimientos previos del lector que le permitan dar significado al texto; las estrategias que use el lector para detectar y compensar posibles errores de comprensión y para recordar lo que lee.

Los niños con retraso lector suelen tener retraso no solo en la lectura, sino en el resto de las materias escolares. En cualquier caso, si fallan en la lectura, es porque algún proceso no está funcionando como debiera. Son más lentos que los niños sin retraso para procesar las palabras por ambas rutas, la visual y la fonológica. Esto se ha atribuido a dos causas fundamentales: a que los lectores hábiles conocen mayor número de palabras visualmente y, por tanto, pueden utilizar con más frecuencia la ruta visual, que es más rápida; y a que los lectores retrasados tienen un conocimiento deficitario de las reglas de conversión grafema a fonema necesarias para poder utilizar adecuadamente la ruta fonológica

Análisis

Los problemas que pueden surgir durante la lectura de un texto son muchos (Sánchez, 1998). Entre ellos podemos destacar el desconocimiento del significado de las palabras relevantes del texto o la pérdida de continuidad y conexión entre las ideas. Este problema corresponde a la experiencia que todos tenemos de que a veces perdemos la continuidad y conexión entre las ideas. Durante la lectura creamos una representación mental del texto, que varía a medida que vamos conectando ideas. El resultado dependerá de la presencia de estas interpretaciones y de los conocimientos previos relacionados con ellas en la memoria de trabajo. Si no están presentes de forma simultánea, no podemos establecer conexiones entre ellas.

La dificultad en la lectura también puede ser consecuencia de que no sabemos lo que el texto quiere decir.

O el problema puede presentarse por la no percepción del texto como un todo. El lector reconoce de qué se le está hablando y qué ideas se le plantean al respecto, pero no acaba de ver la pretensión del texto como un todo.

Los problemas pueden surgir igualmente por la dificultad para comprender y conocer lo que ya se sabe y conectar con lo que el texto plantea. Todo texto es redactado asumiendo que el lector potencial comparte un determinado conjunto de conocimientos. En muchas ocasiones se advierte al lector de cuáles son esos conocimientos que se suponen compartidos, otras veces las indicaciones son más indirectas. Se trata aquí de llevar a los alumnos a apreciar cuándo tienen dificultades para conectar lo que el texto plantea con lo que ellos ya saben.

Otra dificultad puede provenir de la inseguridad de haber comprendido el texto. ¿Estoy plenamente convencido de haberlo entendido?

Por último, no debemos olvidar determinadas características personales que pueden dificultar la comprensión lectora. Ejemplos de tales características son: la atención dispersa, la baja capacidad en la memoria de trabajo, que impide mantener los elementos suficientes para un buen procesamiento semántico, la escasa amplitud en la memoria a largo plazo, memoria que permite activar y generar esquemas mentales para interpretar el texto, y la falta de motivación hacia la lectura.

Implicaciones

Las investigaciones realizadas en los hogares en los que vivían niños que aprendían a leer tempranamente sirvieron para el desarrollo de nuevos enfoques en la enseñanza inicial de la lectura y la escritura en el ámbito del nivel preescolar y primario. En la actualidad, lejos de partir de ejercicios motrices o de la enseñanza de letras y sonidos aislados, se sugiere proponer a los pequeños actividades que los involucren en la escucha de cuentos y de textos expositivos sobre temas de interés. Para ello, se suelen generar situaciones de lectura compartida. En estas, el maestro lee en voz alta un texto y, paralelamente, conversa con los niños sobre los contenidos del texto. Asimismo, discuten sobre los significados construidos por medio de las imágenes.

En este sentido, los nuevos diseños curriculares para el desarrollo de la alfabetización temprana e inicial proponen el contacto frecuente de los pequeños con los libros y con otros materiales de lectura, y la posibilidad de acceder a la utilización de herramientas de escritura variadas, todas ellas situaciones generadas en distintos contextos, como los de juegos en rincones y visitas a bibliotecas. Se recomienda también el desarrollo de sesiones de intercambio oral acerca de los hechos narrados, de experiencias personales y de conocimientos adquiridos a través de distintos medios de información. Por ello, es habitual que en las aulas del nivel inicial y de los primeros años de la escuela primaria se realicen rondas de conversación, en las que se comparten noticias o se discuten distintos puntos de vista sobre un tema, de modo que se impulse la argumentación desde el inicio mismo de la escolaridad.

Una de las actividades más valoradas para la enseñanza de la producción de textos es la escritura compartida. Ante una situación que requiere la elaboración de un texto escrito, se invita a los niños a pensar entre todos el contenido que se desea transmitir y sobre las formas más adecuadas de comunicarlo. Luego, ellos le dictan a la maestra el texto para que este quede fijado en un soporte. A través de estas estrategias, se pretende reproducir las condiciones que favorecen el desarrollo de la lectura y la escritura con sentido, similares a las que se viven en medios estimulantes, de modo que todos los niños puedan acceder a ellas a través del sistema educativo, especialmente aquellos que no han tenido oportunidades de hacerlo en sus hogares.

 

Referencias

Adams, M. J. (1990). Beginning to read: Thinking and learning from print. Cambridge, MA: The MIT Press.

Moreno Manso, J. M., Suárez Muñoz, A. y Rabazo Méndez, M. J. (2008), El
proceso lectoescritor. Estudio de casos, Madrid: EOS.

Fecha de ultima modificación: 2014-02-24